Lazaro Vargas opina sobre Medina y Marquetti: “Aprendí todo del beisbol y la vida”

Michel Contreras

Lázaro Vargas confesó quiénes fueron los peloteros que más admiró antes de llegar a ser una estrella en el beisbol cubano.

Lázaro Vargas confesó quiénes fueron los peloteros que más admiró antes de llegar a ser una estrella en el beisbol cubano.

Cuando se habla de beisbol cubano, la figura de Lázaro Vargas se yergue como una de las pocas que no necesitó jonrones para abrirse lugar en el recuerdo. Tan grande era el 20 de los Industriales, que en tiempos de Omar Linares logró ser titular en dos Juegos Olímpicos seguidos, Barcelona 1992 y Atlanta 1996.

Pero antes de llegar al estrellato, Lázaro Vargas fue el típico niño que juega en los placeres y trata de parecerse a los colosos que ve en el estadio o la pantalla del televisor. Justamente de esto último habló en una presentación en “El Show de Swing Completo”.

“El pelotero que siempre quise imitar (contó) fue Pedro Medina, porque yo fui catcher en mis inicios. Y mis ídolos además de Medina eran Agustín Marquetti, Armando Capiró, Rey Vicente Anglada, Rodolfo Puente y ‘Mantecao’ Linares”.

Marquetti fue un maestro para Lázaro Vargas

Dicho sea de paso, el oriundo de San Miguel del Padrón tuvo el privilegio de compartir dugout con tres de sus referentes en el beisbol cubano: con Medina y Marquetti, durante su etapa como jugador, y con Anglada, cuando este tomó las riendas de Industriales a comienzos de siglo.

“Eran gente que yo admiraba por la televisión y me moría por verlos”, confesó Lázaro Vargas en el popular espacio. “Luego cuando jugué con Marquetti fue tremendo. Él para mí fue un maestro. Una enseñanza. Tanto en la pelota como en la vida cotidiana, los consejos que me dio fueron muy sabios”.

Tan impactante fue la carrera desarrollada por el legendario tercera base azul, que muchos aficionados lo consideran el mejor pelotero capitalino en la historia de las Series Nacionales.

Atleta competitivo donde los haya, Lázaro Vargas suplió su escasez de poder en las muñecas con una inusual coordinación mano-ojo, la capacidad de dirigir la pelota hacia la llamada banda contraria y la virtud de responder frecuentemente en los momentos clave de los juegos.

Lázaro Vargas, historia viva del beisbol habanero y cubano

La asociación de esos elementos desembocó en un average de .317 luego de casi siete mil veces al bate ante numerosos lanzadores de alto rango, con OPS de .835, más de un millar de remolques y una relación de 2.06 en la estadística boletos/ponches.

Fundamental en las alineaciones de Industriales por espacio de dos décadas, Lázaro Vargas llegó a autoproclamarse el mejor antesalista de Cuba (“Omar Linares es el número uno del mundo”, aclaró) y su carrera internacional incluyó, títulos estivales aparte, dos Juegos Panamericanos, igual cantidad de Centroamericanos y tres Copas Intercontinentales.

Como integrante de los equipos Cuba, ha referido que recibió dos ofertas para ‘desertar’: la primera, en medio del Campeonato Mundial Juvenil de 1982 en Venezuela y la otra, al concluir los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, ocasión en que rechazó una propuesta de 8.5 millones de dólares.

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